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Soy todo lo que una descripción de este blog no te va a contar. Descubrí la felicidad el día 21/07/12. Luchadora sin límites. Como primera condición ser bien humilde. Ya quemé todas mis caretas. Una revolución sin baile no vale la pena. La música, mi fiel compañera. Mi vieja y Cristo, mis ideales de vida. Confiar en mí, siempre. Leer es como teletransportarse. Racing, de la cabeza hasta la punta de los pies. Despejar primero, luego despegar. Comer y dormir, donde sea, como sea, y cuando sea. Saber ser y dejar ser. Me contó un pajarito que al amor de mi vida voy a encontrarlo en un pogo. Rock nacional y uruguayo, mi debilidad. Desde ya, muchas gracias señor lector átese su cinturón, disfrute del viaje y ¡QUE SEA ROCK!

domingo, 1 de mayo de 2011


Impulsos. Digamos que son como una inequívoca necesidad del ser humano. Actuar por necesidades automáticas, creadas, quizás, en el mismo instante, la misma urgencia de vivenciar situaciones que no son reales intenciones, sino inimitables e irrefrenables deseos de hacer algo que en otras ocasiones seríamos incapaces de hacer. Un poco, es el morbo de hacer aquello que, sabemos, sólo podríamos concebir en ese nanosegundo, ese volátil flechazo que sentimos cuando es inocuo el razonamiento que creamos, que nuestra mente nos induce para evitar la locura, el desparpajo. Impulsos. ¿Qué sería de nuestra vida sin ellos? ¿De qué nos arrepentiríamos, si no existieran? Imaginá un mundo donde todo lo que puedas llegar a hacer estuviese pensado no una, ni dos, sino tres veces. Tres filtros indestructibles e indetectables al ojo humano, tres barreras que superar antes de poder actuar con ‘libertad’. Sería aburrido. Al día siguiente de cada acto, no podríamos plantearnos si ‘en vez de hacer esto hubiese hecho aquello, ¿qué hubiese ocurrido?’, no aprenderíamos del error, no cometeríamos, prácticamente errores, estaríamos vagando en situaciones inocuas, reflexiones intuitivas a acontecimientos inexistentes, meras imaginaciones de momentos irreales, sólo sucedidos en nuestra mente, esporádicas muestras de realidad en instantes particulares, reflejos de una vida en nuestro cerebro podrido.

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